La abolición de la esclavitud es un discurso a favor de la libertad de los esclavos de las colonias españolas. Lo pronunció Emilio Castelar en el parlamento el 20 de junio de 1870. Tuvo una influencia directa en la supresión de esta práctica en Puerto Rico.
Destaca en La abolición de la esclavitud, este pasaje célebre en su época en que Castelar reclama la liberación de la mano de obra esclava:
Señores, en el instante mismo de la Revolución de Septiembre (y yo no quiero reconvenir con esto a nadie, porque empiezo por reconocer los móviles patrióticos y los sentimientos de convicción que tal conducta dictaron), en el momento de la Revolución de Septiembre, digo, pudimos cambiar por completo el sentido de América respecto a España, cambiando el sentido de España respecto a América. Las reformas debieron ir, como va a todas partes la luz, con celeridad. La Providencia nos había servido mucho. Después de tentativas ineficaces y de resistencias incomprensibles, terminamos el cable, el cual era una especie de espina dorsal puesta al planeta, una nueva médula de la humanidad, que derramaba por todas las regiones de la tierra los mismos sentimientos y las mismas ideas. El Leviathan lo había arrojado en los profundos senos del mar, que tanto se había resistido a ser encadenado. El milagro mayor de nuestra industria estaba hecho.
La primera vez que el cable unió las costas de América y de Inglaterra, los jefes de los dos Estados dirigieron una oración a Dios. ¡Qué mejor oración podíamos haberle dirigido que mandar por el cable el fin del régimen colonial y el fin del régimen servil! No lo hicimos; nos arrepentiremos bien tarde. Yo lo siento, no tanto por mí; yo lo siento, no tanto por los esclavos, lo siento principalmente por mi Patria.
Eugenio María de Hostos ironizó en uno de sus ensayos a propósito de la locuacidad de Castelar en este discurso. Sin embargo, Castelar no era un ingenuo.
En Madrid, se debatía el tema de la esclavitud entre la presiones de los hacendados cubanos. Habían unos dispuestos a pagar una suma sustanciosa de dinero para comprar la soberanía de Cuba. Mientras otros también pagaban para que se defendiese la preservación de la esclavitud.
Benito Pérez Galdós lo cuenta en sus Episodios Nacionales. En una escena en que él mismo, en su juventud, es invitado a un orujo por un esclavista de la Isla que le ofrece financiar su periódico.
Es en ese ambiente en el que Emilio Castelar hace este discurso. Es más astuto y consciente de lo que parece.