Introito
El presente libro es una compilación de vivencias y observaciones que he hecho durante los últimos años en el ejercicio del Poder Público municipal (municipio Antonio José de Sucre estado Barinas), las cuales no corresponden necesariamente a las que haya tenido algún lector en una situación similar. Cada experiencia es diferente.
Está redactado en forma de discurso. Los abogados, por lo general, nos gusta hablar como si estuviésemos asesorando, conversando con un cliente, con un amigo. En el presente caso, con uno que quiere ser elegido o ya ha sido elegido como alcalde. Si tu- viese como profesión la ingeniería, seguramente transmitiría mis ideas con planos y diapositivas. Si fuese contador o economista: esquemas, gráficos y cuadros comparativos. Los abogados, generalmente, utilizan el discurso como recurso para expresar lo que sienten y desean comunicar. Ideas, que inevitablemente están sujetas a revisión, negociación y cambio. Cada profesional tiene su estilo, su forma singular de expresar sus conocimientos. En la política ocurre igual.
El ejercicio de la política es muy sui generis y es de entenderse así, pues no existe la formación política obligatoria para las personas que llegan al poder, y la forma de gobernar, en algunos casos -más bien en la mayoría de los casos-, resulta improvisada y a la larga improductiva para el desarrollo de las poblaciones. Casi que me atrevería a decir que los gobernantes solo adquieren conciencia del poder conferido por el pueblo, cuando ya no lo tienen. Evidentemente, ya es tarde.
Los gobernantes nuevos, siempre tienen dudas cuando comienza su primer periodo, temen preguntar, disimulan su ignorancia -en algunos casos justificada- con maniobras propias de los políticos, y a veces confía sus dudas a un asesor o un integrante de su tren ejecutivo con la intensión de avanzar. Pero hay situaciones en las cuales les es difícil pedir ayuda. Estos breves extractos orientan de manera general algunos de esos escenarios.
Así que, sin más preámbulos, espero que los presentes apuntes sirvan al lector y, por qué no, a nuestros actuales o futuros gobernantes municipales, para hallar en el ejercicio del poder ejecutivo una tarea agradable, aunque con conflictos y retos -que no son únicos-, sobre los que siempre será posible resolverlos y anteponerse.