Dice Solzhenitsyn: "Si escribo estos libros, si me dedico a estos trabajos que no son puramente literarios lo hago sólo pensando en mi patria, en Rusia, donde han sido asesinados SESENTA Y SEIS MILLONES DE PERSONAS. Es mi deber trabajar no sólo para mi satisfacción, no sólo siguiendo mi vocación de novelista, pensando no sólo en mi obra literaria, sino en los que murieron y yo no conocí y en aquellos otros, muchos, que cayeron estando yo a su lado. Nunca me hubiera ocupado de estas cosas, más los muertos se levantan una y otra vez ante mí." La literatura creada por la pluma genial de Alexandr Solzhenitsyn no ha podido, nunca, eludir las implicaciones de contenido político: su primera obra, Un día en la vida de lván Denisovich sirvió, no sólo para revelar a su autor como un escritor consumado, sino que fue utilizada por Jruschov para su campaña antistalinista;"Archipiélago Gulag" fue causa inmediata de la expulsión de Solzhenitsyn de la URSS y levantó una violenta polémica que se reavivaba cada vez que el tema de la represión soviética se replanteaba en la prensa occidental. Y si de estas dos obras más famosas pasamos al resto, los hechos siguen siendo parecidos. ¿A qué se debe este constante transvase entre literatura y política? ¿Cuál es el origen de estas tensiones que enfrentaron al escritor con el poder soviético e incluso con determinados círculos occidentales y no sólo los marxistas? ¿Se trataba de una simple injerencia de un literato en la política?La literatura universal ofrece múltiples ejemplos de escritores que, a través de la preocupación por su entorno, han tenido una vivísima presencia social. y política. Para servir a este compromiso, Solzhenitsyn no tuvo más que ser fiel a la tradición de los grandes escritores rusos. Pero en él se da la circunstancia extrema de ser no sólo un gran escritor (lo que nadie discute y el Premio Nobel confirmó cuando se conocía sólo mínima parte de sus escritos) sino que toda su obra, absolutamente toda, no tiene otro fin que la denuncia de la opresión y de la mentira. Hasta el punto de que no se sabe si considerar a Solzhenitsyn como un gran escritor que se interesa por el hombre y por el mundo, o como un pensador, un político, un humanista -la precisión es difícil- dotado de una de las mejores plumas del siglo XX; una pluma social, capaz no sólo de escribir esclarecedores ensayos sino de introducir los grandes temas humanos de hoy en una inigualable literatura de ficción.La experiencia humana de Solzhenitsyn es poco común. Ha conocido la vida comunista soviética, desde los abismos del Gulag hasta las cumbres del éxito, para caer de nuevo en el entramado de la persecución. Pero una vez fuera de la URSS no ha abandonado la lucha, sino que con los mismos ojos críticos ha podido observar el materialismo y el abandonismo de la sociedad de consumo occidental; y lanzar un esclarecedor: ¡alerta a Occidente!Esta denuncia constituye el fondo de toda la obra de Solzhenitsyn, es especialmente patente en éste libro, con textos casi todos inéditos en español, seleccionados y traducidos directamente del ruso por Gabriel Amiama. Amiama residió veinte años en la URSS después de haber sido llevado allí, cuando niño, por los republicanos españoles, durante nuestra guerra civil. Es licenciado en Filosofía y Letras y Periodismo por las Universidades de Moscú y Madrid. Su formación y su experiencia personal le permitieron entrar hasta el fondo en la manera de pensar y escribir del Nobel ruso sobre los problemas esenciales de nuestro tiempo y las circunstancias históricas de la época.