Apreciará lector que el autor de tanto escribir sobre el mar, tal como él nos desborda en este libro, ya nadie podrá decir hasta dónde es hombre y hasta cuánto mar. De tanto leer del mar, las olas de su mente serán de suaves sílabas. Y como sigue expresando el autor: será una vertebral fónica fuente, murmurante agua perdida en la memoria. Mas no en la suya que retendrá tales palabras por siempre y hará desbordar al mar en el río de sus rezos y confirmará que la eternidad no cabe en una oceánica gota como una gota no cabe en la eternidad. Pero sí cabrán en su impresionabilidad tras la lectura de estos versos con su capacidad de sugestión que los hará imborrables en usted.El autor ha escrito la memoria del mar: un Amanuense que ha arado los surcos del oleaje, trenzado los transvases de ríos que se ramificarán en usted e irrigarán sus arterias.Será usted el Amanuense, lo irá percibiendo en la medida en que se sumerja a las profundidades de cada verso, que la estrofa es el navío pronto a internarlo en el océano del asombro. Sus dedos sentirán tallar los arrecifes; olas cincelará y narrará sobre la dermis del mar: el sur de la soledad, el norte del destino, la certidumbre de la nada. Será al centro de la escribanía del Amanuense de Mar.Es la más extraordinaria oda al mar, a la navegación y a quienes saben que el amor a la mar no les permite soportar deambular en tierra. "O el marino sueñe la muerte dormir": ya despiertan usted y él.El autor dejó su silencio olor a coral, pronto a encallar en su alma; dejó sus huellas en las bóvedas profundas del océano y con la lectura de usted, emergerá cuantas veces lo desee. Porque, tal como lo expresa, "el mar es el deseo, y el deseo es poseerlo."Sentirá irse transformando, durante la internación a este excelso poemario y el más intenso y evocativo, en un Trotamares de arte andar sobre líquido infinito, y en los surcos de su huella fluirán barcos de queratina, y ya por siempre ondulará el mar su voz de hondas vocales, de ocaso tenor sol. Así será de profundo, lector, tras su próxima lectura, su hondo hablarse a sí mismo. Si el autor, el Amanuense de Mar, moldeó sus versos para nosotros sobre su tablón de escribanía, también nos modeló sobre una ola buques de nostalgia, vació el piélago al tintero para navegarnos al nirvana. El mar compartirá el pulso de la escribanía del Amanuense: ese pulso de navegante firmeza marina, de oceánico asombro, que ahora le será trasmitido al suyo. Usted ya nunca escribirá igual que antes, y será otro su talante escritural. Ya nunca aceptará escuchar una sola palabra sin desbordarle su significado poético. Susana Buyó