En una placa de Petri en un laboratorio de Boston, se incubaron un grupo de ocho células vivas que son la clave para una nueva y audaz era de la ciencia médica. Estas células proceden de un embrión humano, que contiene material genético de mi esposa, Paulina, y yo, que se obtuvieron a través de fertilización in vitro. La investigación con estas células tiene un potencial enorme para curar enfermedades terminales, salvar las vidas de innumerables niños y aliviar a sus familias de un dolor indecible. Nosotros mismos hemos vivido ese dolor. Cuando nació nuestro hijo, no sabíamos el camino tortuoso que se extendía delante de nosotros - cómo nuestro bebé sufriría, y cómo nos tocaría sufrir con él. No sabíamos que pasaríamos cerca de 1,000 días en siete hospitales diferentes, viendo más de 300 médicos y viendo cerca la muerte muchas veces. No sabíamos que tendríamos que tomar el asunto en nuestras propias manos para encontrar el milagro de la medicina que lo salvaría. Hace nueve años, Paulina y yo nos embarcamos en una búsqueda desesperada. Teníamos que crear un bebé con el perfil genético exacto, cuya sangre del cordón umbilical lograra salvar a nuestro hijo de 2 años de edad Andy, que estaba muriendo de una enfermedad genética rara. El bebé también tendría que estar libre de la enfermedad hereditaria que estaba matando a nuestro hijo. Después de tres años y cinco ciclos de fertilización in vitro, y con la intervención crítica de una tecnología médica muy nueva llamada diagnóstico genético de preimplantación (PGD), nuestra hija, Sofía, nació. Sus células madre del cordón, trasplantadas a su hermano a través de transfusiones de sangre, reemplazaron a su sistema inmunológico defectuoso y le salvaron la vida. Hoy en día tenemos la bendición de que Andy, 12, y Sofía, 7, son niños sanos y hermosos. En agradecimiento, Paulina y yo donamos los embriones congelados que quedaron del ciclo de fertilización in vitro -los que nunca se podrían utilizar porque son portadores del gen defectuoso que causa la enfermedad-al Programa de Células Madre del Children's Hospital de Boston, donde se le diagnosticó la enfermedad y se curó a Andy. Los científicos fueron capaces de desarrollar dos nuevas líneas de células madre cuyas propiedades genéticas no solo los ayudará a aprender de la enfermedad de Andy, sino otras muchas enfermedades. A partir de ese conocimiento vendrán tratamientos y curas. Mi esposa y yo sabemos que nuestra historia y nuestras decisiones morales difíciles son muy controvertidas. Hemos optado por compartir la historia para dar un rostro humano y una voz de esperanza a otras familias que enfrentan dilemas similares.