Explicar las finanzas es un ejercicio tedioso que primero requiere comprensión. Denis Robert, con su enfoque muy personal, al inventar un periodismo literario, nos permite comprender la mecánica interna del monstruo BlackRock volviendo a su génesis y pintando el retrato de su jefe: el misterioso y poderosísimo larry fink.
Si me preguntan hoy, ¿quién de Donald Trump, Xijingping, Vladimir Poutine, Mark Zuckerberg o Larry Fink es el hombre más poderoso del mundo? Sin dudarlo señalo a Larry. Larry tiene más influencia en nuestras vidas que nuestros padres. ¿Sabes que Blackrock posee el 6,3% del total, el 6,5% de sanofi, el 6,4% de publicis, el 5,9% de danone... Aproximadamente el 5% de cac40? Que BlackRock asesora al ecb, airbus, exxon, jp morgan, apple, grecia, el estado aleman o la comision europea? ¿Sabes que sus representantes votan en las asambleas generales de 17.000 empresas de todo el mundo? ¿Que genera 31 billones de fondos por año, que salvó la economía estadounidense después de la crisis del covid? ¿Que tiene una inteligencia artificial llamada Aladdin, nacida de la enfermiza paranoia de Larry Fink sobre la gestión de riesgos? Pero para sobrevivir, BlackRock necesita dinero y nuevos espacios. Por lo tanto, hemos encontrado a Larry varias veces en los últimos dos años en casa de Emmanuel Macron para impulsar, entre otras cosas, la votación sobre la reforma de las pensiones capitalizadas.
Larry Fink tiene acceso a la matriz del capitalismo. Puede leer todos los balances de prácticamente cualquier empresa del mundo. Sabe lo que está en juego entre los competidores. Puede así favorecer a uno u otro en el mayor secreto. Es el dios viviente del capitalismo. ¿Solo eso?
No, incluso peor. Abróchense los cinturones...