Juan Bautista Alberdi escribió El crimen de la guerra en 1872, bajo la profunda impresión que le produjo la derrota paraguaya en la llamada Guerra del Paraguay y sus secuelas en la población de dicho país.
Al-berdi estudia el origen histórico del dere-cho de guerra. Analiza la naturaleza perversa de ese derecho, la responsabilidad que apareja el crimen de la guerra y sus efectos perniciosos. Para Al-berdi la sofística belicista elude las cuestiones sin resolverlas en rea-lidad. Así concluye que la guerra es un delito a cuya abolición hay que aspirar.
Alberdi propone dos alternativas para evitar las guerras. La primera sería aplicar el derecho de los hombres a las naciones y la segunda sería promover, aún más, el libre comercio.
El crimen de la guerra. Esta palabra nos sorprende, solo en fuerza del grande hábito que tenemos de esta otra, que es la realmente incomprensible y monstruosa: el derecho de la guerra, es decir, el derecho del homicidio, del robo, del incendio, de la devastación en la más grande escala posible; porque esto es la guerra, y si no es esto, la guerra no es la guerra.
Estos actos son crímenes por las leyes de todas las naciones del mundo. La guerra los sanciona y convierte en actos honestos y legítimos, viniendo a ser en realidad la guerra el derecho del crimen, contrasentido espantoso y sacrílego, que es un sarcasmo contra la civilización.
Esto se explica por la historia. El derecho de gentes que practicamos es romano de origen como nuestra raza y nuestra civilización.
El derecho de gentes romano, era el derecho del pueblo romano para con el extranjero.