Cuando Azarosas Tiritaban Las Begonias

Ceferino es un gaucho trabajador de campo. Los hermanos Medina son sus amigos, no obstante, al finalizar la jornada de trabajo se meten en una pulpería, y perdidos en su borrachera lo invitan a pelear. Ceferino además de ser un muchacho muy fuerte y violento, es hábil con el cuchillo, los mata y huye de su tierra natal. Se instala en Jesús María, Córdoba. Se enamora de Isabella, una mujer hermosa, y a pesar de que sus padres desprecian al joven por ser pobre y morocho, contraen matrimonio. Ceferino con antelación, ha comprado con sus ahorros una hectárea de campo donde construye un local, y en la trastienda, la casa. Instalan un negocio de ramos generales. En los fondos de la casa construye un horno para fabricar ladrillos, planta árboles frutales, y una huerta. Este gaucho no tiene estudios, pero es inteligente. Acompañados del progreso llegan los hijos. Prudencio, el primogénito, es muy parecido a su padre, fuerte, violento. Le sigue Juan quien se cuestiona lo que es justo o injusto, y posteriormente Rodolfo, un niño hermoso como venido del cielo. El matrimonio es feliz. Es llamativo cómo Ceferino crece meteóricamente comprando hectáreas, sembrando la tierra, construyendo más hornos para fabricar ladrillos. Isabella se hace cargo del negocio de ramos generales, mientras que Ceferino toma obreros para trabajar duro. Les dona una hectárea a sus empleados y les construye una casa para cada uno. La mafia de los sindicatos comienza a apretarlos para sacarles dinero. Conoce a un payador con quien estrecha lasos de amistad. La mafia sindical sigue molestado a sus empleados. Ceferino se interpone, pero una noche se produce un principio de incendio que los empleados logran sofocar. Ceferino pasa las noches con su escopeta vigilando el campo, a pesar de que la policía ofrece su apoyo. Se hace muy amigo del comisario. Sus hijos ya han crecido. Llega desde Buenos Aires Nicoletta, una prima menor de Isabella. Es una mujer de unos 35 años, muy bella. Rodolfo con sus 15 años se enamora de la prima de su madre. El muchacho ha flaqueado en los estudios, y Nicoletta se apresta a colaborar. No lo manifiesta, pero ella se ha dado cuenta y reprime sus fantasías sexuales. Podría ser la madre. Después que transcurre un tiempo considerable, Rodolfo tiene que rendir dos materias que detesta, pero que estudia sin vacilar al lado de Nicoletta. Él la besa de súbito, pero ella se niega sonrojándose y lo reta hasta humillarlo. Sin embargo, al día siguiente lo acompaña a presentarse a rendir esa materia de la cual sale victorioso. Ella se marcha hacia Buenos Aires y no vuelven a verse jamás. Ceferino habla con su hijo anticipándole que la mujer podría ser su madre. Rodolfo se convierte en un muchacho mujeriego, es bien parecido y bastante seductor, pero violento como su hermano Prudencio. Se acuesta con mujeres de otros pueblos, solteras, casadas, adultas o lo que fuera. Estas transgresiones lo ponen en peligro. Nunca acepta el rechazo de Nicoletta. La ama con locura a la distancia. Cuando se recibe de ingeniero en la ciudad de Córdoba, regresa a Jesús María para festejar con su familia. Al finalizar la velada, sus amigos de toda la vida lo pasan a buscar para ir a beber a un bodegón. Se produce una reyerta con uno de ellos, lo golpea hasta casi matarlo. Borracho se dirige a su casa. Cuando ingresa por la puerta trasera tres hombres lo asesinan a cuchillazos. Muere en el hospital. En el funeral, su hermano Prudencio se acerca al ataúd y promete venganza. Cumple su promesa, pues los asesinos de su hermano aparecen descuartizados. Transcurren los años, pero el dolor persiste en la familia. Ceferino sentado en la mecedora de la galería, recuerda a su hijo Rodolfo mira las begonias.