Intenté no escribir más versos cuando finalicé mi décimo poemario, pero no pude escapar del laberinto de la poesía, sin liberarme de los encantos de Calíope. "Ecos" es el onceavo libro de versos que engrosa mi quehacer poético en mi azarosa vida en este mundo. Los demás poemarios que he escrito, no sé si son diferentes o tienen una similitud con los versos de este libro, con o sin el consentimiento de la creatividad que me convirtieron en adicto a la poesía, a trasnochar enamorado de la oscuridad, de las estrellas, de la luna, de mi amada y del silencio que se mece como un niño travieso en la cuna del espacio, que a muchos hace soñar despiertos... "Ecos" forma parte del pasado, del presente y del futuro. (¿Por qué no...?) Y como lo que nace crece, se multiplica y muere, es historia, fábula, misticismo, mezcla del exilio de mi alma y aglutina emociones, inquietudes, dolor, tristeza, alegría, incertidumbre, con el sentir de un caminante, de un vagabundo errático, que no llega a cruzar las fronteras que esboza la distancia en el panorama de la tarde, sin que le falte el amor y la inquietud que no justifica, que expone y no crítica, por ser mi canto, -como el canto de muchos bardos- no un canto nuevo, -quizás un canto trillado, como el sentimiento en su constante loop- en búsqueda de la expresión que nos hace más humanos, más bestias y que brota a borbotones a través de los poros de la vida...
About the Author: Juan D. Jiménez (Luan Vidad) nace en la Habana, Cuba, en 1963. A los 17 años quedan truncados sus estudios y sus sueños, cuando en 1980 fue condenado injustamente a 25 años de prisión por la dictadura vitalicia de los Castro, por el delito de amar la libertad. Desde entonces su vida cambio inesperadamente. Sin claudicar sus ideales patrióticos, cumple más de una década de su existencia en el presidio político de la cárcel de máxima seguridad, El combinado del Este, que lo marcaron, -según denuncia y comenta- con las vivencias horribles y tétricas que tuvo que soportar desde su temprana edad en aquel ambiente hostil. Irónicamente, allí, detrás de las rejas que consumieron su adolescencia, él adquirió su disciplina literaria y desde entonces prosigue escribiendo en el exilio, donde reside con su familia.