Sin duda alguna, desde que el ser humano organizado produce su incipiente cultura nace el proceso social de formar a las nuevas generaciones sobre las bases mismas de esa cultura que se construye; tal y como observamos en las culturas que se desarrollaron en nuestro País, México, destacando entre ellas: la Olmeca, Teotihuacana, Tolteca, Tarasca, Maya y Mexica; que delinearon su propio modelo pedagógico probado en la misma acción de su sociedad y que hubo de ser modificado luego cuando la cultura europea española intervino el proceso histórico que devenía y desarrolló un nuevo modelo pedagógixco y de acción por más de trescientos años hasta que la Independencia Nacional produjo el nacimiento de un nuevo tipo de mexicano que preescribieron en su momento los libertadores de la Patria: Miguel Hidalgo y Costilla y José María Morelos y Pavón y que continuarían los promulgadores de la Constitución de 1824 en lo que conocemos como la Consolidación de la República, donde de manera singular se dictaron las leyes educativas de la Prerreforma y de Reforma con los próceres que las encabezaron. A este proceso histórico sucedió el momento trágico de la dictadura porfiriana que pretendió detener los alcances legislativos de antecedente pero sin lograrlo ante el empuje del pensamiento y acción pedagógica de las corrientes filosófico científicas de avanzada que tenían lugar en el Viejo Mundo y que llegaron a México por diferentes vías, como podemos constatar con el modelo positivista barrediano y la llamada Compañía Lancasteriana, de suyo transplantada ante la ausencia de un proyecto pedagógico propio. Finalmente, nuestro País encontró en el Movimiento Social de 1010 la posibilidad de modelar su forma de ser erconómico, social, político, cultural y educativo al promulgar en 1917 la Constitución que hoy nos rige y que como pacto social configura la Nación que se construye y reconstruye día a día en búsqueda de un mejor porvenir Nacional, incluyendo desde luego la formación del mexicano sobre las bases constitucionales, particularmente en lo dispuesto por el Artículo Tercero que orienta los criterios a seguir en cuanto a fines, valores y acciones concretas. Destaca en su devenir histórico las reformas principales de 1934 cuando nuestra educación se guió por un modelo socialista y las de 1946 cuando retomó los principios originales del '17, dando lugar a posteriores reformas de reacomodo a las condiciones políticas de gobierno. Así las cosas la acción de educar se mira atendiendo a formas sugeridas para el proceso pedagógico de enseñanza aprendizaje como lo es la acción a través de la teoría del conocimiento que permite desarrollos sobre la plataforma misma de la aprehensión y comprehensión de los objetos de conocimiento o de estudio por los sujetos actores principales: maestros y alumnos, apoyados por teorías filosófico pedagógicas de avanzada mundial, sin que por nada sustituyan su propio hacer teórico. Todo ello, culminando con el encuentro hacia una sugerente propuesta de acción pedagógica en el educar que es llamada Escuela Democrática Mexicana cuyo fin último es el de alcanzar el acuerdo entre los diferentes miembros de la comunidad escolar para conducir el anhelado proceso social de formación distribuyendo responsabilidades en el consenso, sin menoscabo del disenso.