Mientras lee este libro, Usted y su familia, sus compañeros de trabajo y amigos están siendo hackeados permanentemente, al mismo tiempo que las corporaciones transforman y convierten su vida en unos y ceros para descomponerla en el universo digital y buena parte de su vida, se encuentra o encontrará a la venta en la red profunda. Pero eso no será tan radical, como que toda su vida estará plasmada en un mapa virtual, al igual que su genética y su data molecular.
Mientras esto sucede, las viejas luchas políticas por el control de la política global encontrarán nuevos espacios, terrenos fértiles y la tecnología los ayudará a apoderarse de una buena porción del ciberespacio e iniciar la tercera guerra mundial a nivel social y la primera en el espacio virtual, en un mundo en el que cada vez estaremos más alejados de la realidad, al menos tal y como la conocimos en el siglo XX, mientras que a través de las redes sociales y gracias a los algoritmos, las decisiones humanas estarán menos afectadas por lo racional y por lo tanto serán menos humanas.
Presenciamos un nuevo fin de la realidad como la conocimos y su sustitución por otra nueva, representará el mayor cambio en los mercados de la historia de la humanidad y también en la política, en la que ya no solo habrá brechas de desigualdad, ni distancia entre el que tiene o no tiene, el pobre o el rico, sino algo mucho más espeluznante, entre los que pueden sobrevivir a la era digital y los que no.
Si la revolución industrial condenó a decenas de naciones a la pobreza y al caos absoluto o la revolución de la computación colaboró a borrar del planeta a decenas de otras cuyos habitantes marchan en caravanas por los desiertos, para llegar a los países sobrevivientes, la nueva revolución amenaza ahora a decenas de países que tenían ingresos medios y serán incapaces de sobrevivir a su nueva realidad. La pobreza ya no solo se medirá entre los que pueden comer o no, sino los que puedan o no salir de la pobreza digital. Las naciones digitales tendrán que construir, cómo nunca antes, muros gigantescos para impedir que decenas de millones de caminantes de las naciones analógicas destruidas, lleguen a sus fronteras.
Hace veinte años las corporaciones, sus juntas directivas y sus CISO (Chief Information Security Officers) solo tenían que preocuparse por comprar un buen firewall, estructurar bien sus políticas de información y rezar porque un chiquillo, aburrido en su casa, no los vulnerara por travesura. Hoy, tienen que defenderse de gobiernos hostiles, ejércitos de ciber guerreros, mercenarios y piratas freelance, cibercrimen organizado y de corporaciones de inteligencia que harían temblar a la KGB.
Muchas corporaciones, incluso las gigantes que hoy conocemos colapsarán en este futuro por culpa ciber ejércitos con cientos de miles de soldados y usarán billones de dispositivos conectados a la red. Mientras las vías digitales para transformar sus mercados e incluso quebrar a las compañías serán cada vez más rápidas, la gran mayoría no lo sabe, pero pelean en esta nueva Guerra mundial que ya no es por territorio o recursos, sino por el control de la información.
Este es un libro para tratar de comprender y sobrevivir a ese futuro.