"Pearson es un nombre muy común".
"No puede ser él".
"Dios no sería tan cruel".
Una historia dolorosa.
Cuando se presenta a una entrevista de trabajo, se confirman los peores temores de Ben. Ya han pasado ocho años desde que salió del instituto, y aún hoy puede recordar las humillaciones que vivió a manos de Wade Pearson.
Siempre hay una posibilidad de que Wade no sea el mismo capullo homófobo que Ben había conocido. Sí, claro.
Pero el adolescente de los recuerdos de Ben, ha crecido, y se ha convertido en un hombre melancólico, y terriblemente atractivo. En otra vida, Ben se habría encaramado a él como si fuera un árbol. Su mirada le sigue haciendo temblar, aunque ahora, los motivos son muy diferentes.
Un deseo secreto.
Tan pronto como Wade leyó la solicitud de empleo de Ben, supo que tenía que verle. Ben sigue estando tan impresionante como lo recuerda, y es obvio que no espera conseguir el empleo, dado su historial.
Pero Wade tiene su propia agenda oculta. Necesita compensar a Ben por el trato que le dio en el instituto -no es que él fuese a saber jamás por qué actuó como lo hizo-. Verle a diario no hace más que agudizar su arrepentimiento. Si Wade hubiese sido un poco más valiente entonces, tal vez, él y Ben podrían haber tenido algo.
Lo mínimo que podía hacer ahora era demostrarle que había cambiado.
No hay ninguna posibilidad de que Wade consiga lo que realmente quiere.
El corazón de Ben.