Carlos Wallace escribe una historia convincente acerca de su vida y la influencia evolutiva que las personas más cercanas a él tuvieron en el desarrollo de su carácter y explora estas relaciones de una manera que mantiene nuestra atención y nos ofrece consejos sin sermones.Este libro se abre con una revelación inesperada y continúa con una discusión de conceptos que nos hacen lo que somos como seres humanos. El más grande entre éstos es el amor del uno por el otro, como se evidencia en el calor concedido a él por su madre, padre y otros parientes y cómo ese amor le dio poder para levantarse a los desafíos que él enfrentó al crecer. La evidencia de la "regla de oro" es encontrada a través de su expresiva escrituraLos capítulos de "La vida no es complicada, usted es" demuestran gran pensamiento crítico y ofrecer una visión útil de las ideas que nos afectan a todos a medida que crecemos de la juventud a la adultez. Estas percepciones son consistentes con los escritos de John Bowlby y su teoría de apego y cambios sobre la vida humana. De hecho, debe ser la causa para que aquellos de nosotros que ya hemos alcanzado la madurez cronológica reflexionemos y tengamos una mayor comprensión de nosotros mismos y de nuestro mundo.Carlos no nos dice cómo debemos pensar o sentir, pero su escritura nos lleva a una mayor comprensión de los principios rectores que el ha aceptado y que le han servido bien hasta el momento. Comenzando con su "propósito" y "Fundación", esta historia de su vida continúa con muchos de los valores que deseamos reconocer en nosotros mismos, nuestros hijos, nuestros amigos y nuestras familias extensas.Entre las palabras claves señaladas, yo estaba tan contento de encontrar términos como "sabiduría, modelos a seguir, y humildad, auto-sanación, y lidiar con la adversidad, el miedo y la duda". Quizás aún más importante, los lectores disfrutarán de sus observaciones, la libertad, la fe, la esperanza, la responsabilidad, la aceptación y el amor propio, el perdón, el compromiso y la lealtad.Carlos Wallace entiende que la genuina reflexión sobre nuestra crianza, buena o mala, nos permitirá tomar mejores decisiones en nuestra vida, o al menos, minimizar los errores que todos hemos cometido de vez en cuando. Observa que el legado que dejaremos a los que nos sobreviven está totalmente dentro de nuestro control y que nunca debemos desperdiciar la oportunidad de asegurar que este legado sea uno del que podamos estar tan orgullosos en la vida, como lo será en la muerte.John A. Nadalin, Ph.D. Profesor adjunto Psicología Empresarial Universidad de Franklin