"Desde los confines del mar Mediterráneo hasta el río Indo, los fieles se acercaban a la ciudad de La Meca. Todos tenían el mismo objetivo de adorar juntos en el santuario más sagrado del Islam, la Kaaba de La Meca. Uno de esos viajeros era Mansa Musa, sultán de Malí, en África occidental. Mansa Musa se había preparado cuidadosamente para el largo viaje que él y sus ayudantes iban a emprender. Estaba decidido a viajar no sólo para su propia realización religiosa, sino también para reclutar maestros y líderes, de modo que sus reinos pudieran aprender más de las enseñanzas del Profeta". - Mahmud Kati, Crónica del Buscador

Investigaciones recientes han revelado que la persona más rica de todos los tiempos vivió en el siglo 14th en África Occidental y recibió muchos nombres, entre ellos Kankan Musa Keita, Emir de Melle, Señor de las Minas de Wangara, Conquistador de Ghanata y León de Malí II, pero hoy se le suele llamar Mansa Musa. Ajustando su riqueza a los valores modernos, se calcula que valía unos 400.000 millones de dólares como sultán del antiguo Malí, que controlaba las rutas comerciales a través del desierto del Sahara.

Hace unos 6.000 años, el antiguo Sáhara era una selva tropical con exuberantes praderas y caudalosos ríos hasta que se desplazó al norte del Ecuador como consecuencia de los movimientos de las placas tectónicas. La actividad sísmica cambió la ubicación de la tierra y la composición de la atmósfera. El Periodo Húmedo Africano parece haber terminado con relativa rapidez, tardando un par de miles de años en ser sustituido por un clima mucho más seco, lo que inició un proceso de desertización que obligó a muchos animales y habitantes humanos a desplazarse a los bordes exteriores del inmenso desierto. Hubo pasajes que desaparecieron a medida que la dureza del clima arañaba inexorablemente las montañas y colinas, convirtiéndolas en arena que borró todo rastro de su existencia. Hacia el año 600 a.C., el terreno y el hábitat se habían vuelto mucho menos hospitalarios, hasta el punto de que ya no era posible utilizar caballos y bueyes para transportar mercancías. Como consecuencia, el comercio se hizo difícil y esporádico y poco a poco fue desapareciendo.

Todo esto cambió cuando se introdujeron los camellos en el Sáhara, inicialmente a través de los invasores romanos y después con los comerciantes bereberes de Arabia que se desplazaban por el norte de África en busca de oro y sal. Al llegar al sur del Sahel, se toparon con el antiguo sistema comercial y las rutas de los garamantes, el pueblo que se encargaba del comercio de entrada y salida del Sáhara desde África Occidental. La combinación del uso de camellos con las ya restablecidas rutas comerciales de África Occidental propició un rápido progreso económico que dio lugar a que la zona suministrara más de la mitad del oro del mundo durante más de 1.000 años, a partir del 400 de nuestra era.

Por supuesto, este momento coincidió con el auge de rutas comerciales mundiales como la Ruta de la Seda y el comienzo de la Era de los Descubrimientos en Europa. En el siglo XIIth, se creía que muy al este, más allá de las tierras controladas por los ejércitos musulmanes, vivía un poderoso rey cristiano llamado Prester Juan en la tierra de la India. Aunque era rey, también era sacerdote ("Prester" significa Sacerdote y se suponía que era el único título que llevaba). Se creía que su reino era grandioso y contenía muchas maravillas. Marco Polo buscó al Preste Juan, y los cruzados quisieron llegar hasta él. El portugués Enrique el Navegante envió sus barcos con instrucciones explícitas de lo que debían hacer si se encontraban con el Preste Juan, y en sus viajes históricos, Colón llevaba dos libros, Los viajes de Marco Polo y Los viajes de Sir John Mandeville, ambos con largos pasajes sobre el Preste Juan.