Hay ciertos temas en la vida del humano contemporáneo, que deben replantearse. Aún siendo fundamentales y sobreentendidos, el tipo de sociedad que hemos creado nos obliga a hacerlo, para rescatar al hombre de su propia obra maestra: El modernismo. La modernidad consumista ha secuestrado a la especie humana, dentro de su propio estilo de vida.El hombre y la mujer de nuestra época, sufren mucho por no poder controlar su propio ser. Desconocen su propia naturaleza, y viven a expensas de los que los manejen a través de la alternancia entre el placer y el dolor. Culpan a los demás de sus errores, sin percatarse que su propia distracción genera gran parte del sufrimiento que les acomete. El ser humano sufre, muchas veces porque no ve. Porque apagaron su luz personal, ofreciéndole otras luces que lo guiaron por caminos ajenos y lejanos a sí mismo. Para poder accederle, vulnerarle y finalmente manejar como si fuera un objeto.¿Cuántas veces usted se levanta y prepara un buen desayuno, hacer ejercicios, o simplemente sigue durmiendo?... Tal vez muy pocas, porque ha sido condicionado a levantarse, bañarse, desayunar e ir a trabajar. Usted ha sido socialmente capacitado para recibir malos humores, fastidios de oficina, e inclusive un mal salario. Para enriquecer a cuesta personal (de su hipertensión, úlceras y gastritis) a un fulano que tal vez ni siquiera trate. Pero si no lo hace se sentirá inútil, vago, insuficiente e improductivo. Si no lo hace, no tendría como costear su estilo de vida, repleto de cosas divertidas que no tiene tiempo para disfrutar (incluyendo a su propia familia) Quizás no lo entienda ahora, pero usted ha sido socialmente programado para cumplir con un rol que lo encasilla en una serie de actividades predefinidas como "vida". Trasladarse de un embotellamiento a otro, de la casa al trabajo y del trabajo a la casa, con pequeñas y muy eventuales variaciones. No duerme completo, ni bien. Comparte muy poco tiempo con su familia. Come mal. Siempre está cansado, con sueño e irritable. Entrando y saliendo de enfermedades. Presintiendo que algo malo puede pasarle (o a los suyos) de un momento a otro. Sin embargo, lo han convencido de que andar así, constituye "el deber ser" de una vida de retos y éxitos. Aunque tampoco tendría por qué cuestionar sus retos, porque son los de todo el mundo: Riqueza, poder y reconocimiento.Aunque no lo crea, reordenar su vida no requiere fórmulas mágicas, ni ritos fabulosos. Mucha disposición, un poco más de sentido común, muchísima tolerancia e igual dosis de carácter para reformar conceptos que le han sido ancestralmente deformados. Entiéndase: Ciegos formando a ciegos, de generación en generación. Le han enseñado a distraerse de usted mismo, del mundo y del presente. El manual práctico de uno mismo no promueve la desobediencia civil ni el anarquismo. Pero le enseña al hombre cómo ver sus acontecimientos vitales, al talle justo de su propia realidad y necesidad. Explicando de forma muy sencilla, cómo rescatarse a uno mismo de entre tanta distracción. Redescubriendo la realidad en que vivimos inmersos. Este libro le abre los ojos para que usted conozca la tierra sobre la que pisa diariamente. No le ofrece la llave del éxito para convertirse en millonario, el amante perfecto, superhéroe o maestro de las ciencias místicas. Porque no se trata de cambiarle, sino de cambiar su forma de reconocer y plantear algunos aspectos, puntuales y muy importantes en su vida. El manual práctico de uno mismo destruirá el piso falso en que lo han puesto a caminar todo este tiempo; no para que se caiga, sino para que reconozca su peso, la gravedad y desarrolle su propio equilibrio. Para que redescubra la fuerza y el ímpetu del razonamiento propio, que perdió, o le hicieron perder mientras crecía.