Hay una expresión en inglés que me gusta mucho: "To level the mat". Se usa en boxeo, para cuando uno de los contrincantes cae, "besa la lona". Es un instante en que al boxeador se le desacomodan hasta los huesos, queda en blanco, y está solo, completamente solo. A pesar del dolor, siente su cuerpo como si fuera la primera vez que lo habita. Y no se lo puede contar a nadie, porque solamente él sabe lo que siente en ese momento, sigue estando solo. Y se levanta solo también. Y eso es lo que lo hace maravilloso.
El ambiente que el autor crea con las palabras a través de los capítulos de esta novela atrapa y envuelve de principio a fin. La curiosidad, el instinto creativo y la pasión por la literatura y la música sobrevuelan todo el texto. Se trata de un relato poético que, con un tono leve, natural y reflexivo, va indagando sobre el sentido de las cosas y de las personas.
Sobre el autor:
POL -como se hace llamar este autor- tiene una prosa detallista y exigente. En sus historias nada es azaroso, lo simbólico está implícito en esa atmósfera uniforme de color gris claro que sobrevuela esta novela y por qué no, tiñe su estilo. Escribir para él es como la pesca deportiva: movido por el ocio, disfruta con paciencia la llegada de la palabra perfecta, por su etimología y por su musicalidad. Para él no hay prisa por publicar. Elige las palabras como cuando pesca: si no es para consumo propio, lo devuelve. La belleza para él está en el lenguaje, elegante y añejo, como sus personajes, con un pasado definido y sombrío. En la actualidad, vive en Barcelona, en un antiguo pueblo de pescadores: Sant Pol de Mar.
Esta novela confirma el talento de este nuevo escritor contemporáneo que llega para quedarse. Su tesoro es su estilo, elegante y sosegado, y ese vocabulario que deslumbra, ya que de joven no tiene nada.