Desde antes de nacer, se formó en mi diminuto cuerpo una hermosa voz, dulce, aterciopelada y delicada, una voz que solo espero 9 meses para ver la luz del mundo en el que se expresaría para poder ser mas feliz.
De la misma forma que los rayos del sol que empiezan levemente y después brillan, así va pasando el tiempo hasta que nace y anuncia su primera expresión de llanto, que puede ser de alegría o dolor. ¡¡¡Nadie lo sabe aún!!!
En efecto, se afirma que somos un astro más, que nos dirigimos a esta tierra con una misión terrenal, y al cumplirla, procederemos a una nueva misión.
Mi cuerpo está lleno de muchas partes, pero el órgano que me hace conectar con el mundo al nacer es mi instrumento más importante: LA VOZ.
En el vientre de mi madre, mi único contacto con el mundo exterior son los mensajes que me transmite mi madre; es ella la única a quien puedo escuchar. Por eso es crucial para mí que ella me quiera, me desee, y me espere con alegría y amor. Así que todo el tiempo la escucho hasta que salga de su linda barriguita.
El Dr. Alfred Tomatis, medico francés, otorrinolaringologo y psicólogo en 1947 demostró que la voz sólo contiene lo que escucha el oído y que el feto sólo oye sonidos en el útero, lo que quiere decir que la madre es el cordón umbilical del feto. De este modo nos podemos imaginar, y sobre todo observar la importancia de la paz emocional y los mensajes que la madre puede transmitir a su bebe en el vientre materno.