Estamos frente a un libro de oratoria especializado en aquel aprendizaje específico, previo y necesario para alcanzar metas propuestas. Para que exista conocimiento no es suficiente con transmitir un texto, se requiere todo un conjunto de herramientas de aprendizaje entre las que destacan en la oratoria, el conocimiento en la enseñanza y el amor. Todo ello con el arte de saber transmitirlo ajustado en todo momento a las metas propuestas. El conocimiento, el saber sobre lo que en el ejercicio de oratoria se va a transmitir, acorde con las metas previamente fijadas es importante, pero no suficiente, la enseñanza requiere también de amor, saber esperar y conocimiento para poder decir que efectivamente se ha realizado aprendizaje. Este es el por qué de este libro de oratoria, entregar el conocimiento que todo orador requiere para que la enseñanza alcance el aprendizaje buscado, ajustado a la meta propuesta y todo impregnado de amor. Saber transmitir conocimiento hasta alcanzar el aprendizaje es una de las metas incrustada en cualquier lección de oratoria. Todo el conocimiento a adquirir ajustado a las metas previamente propuestas con el fin que el aprendizaje se convierta en la meta deseada que no es otro que la enseñanza. Saber transmitir todo ello con amor dentro de la oratoria es un arte que requiere de saber, conocimiento, que la enseñanza transforma en aprendizaje. Todo receptor de aprendizaje requiere sentir previamente que existe amor, además de conocimiento en la enseñanza que le están transmitiendo. Es por ello que hemos creado este libro de oratoria, para fijar la enseñanza que consideremos inherentes al conocimiento y el saber impregnar enseñanza. Si queremos que el ejercicio de oratoria sirva para ampliar el conocimiento, el saber del otro, las experiencia nos demuestra que el amor debe estar presente dentro de las metas propuestas. La emoción necesaria para que el saber se transforme en aprendizaje. La enseñanza nos dice que conocimiento no es sinónimo de aprendizaje, y en la oratoria es bien conocida esta realidad, de ahí la necesidad de incorporar en la enseñanza como una de sus metas la dosis de amor necesaria. Enseñanza de conocimiento con amor genera saber y como consecuencia aprendizaje. Van unidos y en el ejercicio de la oratoria es imprescindible. Si ausentamos el amor, el saber puede quedarse reducido tan solo a conocimiento, alejándonos de nuestras metas. La enseñanza necesariamente debe contener amor, entrega al otro, creer en su esencia. Realidad que hace del conocimiento; aprendizaje, la meta ansiada en la oratoria. Y es que la oratoria no se puede reducir a transmitir conocimiento, el otro debe sentirse necesario, con amor por parte del que ejerce la oratoria para que surja su interés, haciendo de todo ese saber que se está transmitiendo se transforme de acumulación de conocimiento en aprendizaje, al conseguir el amor a modo de catalizador, damos significado a todo cuando se transmite en la oratoria.
Por ello la necesidad de editar este libro de oratoria. Para insistir que la oratoria no es solo transmitir conocimiento y saber sobre lo que se está hablando. Para que haya enseñanza, aprendizaje, se requiere del que ejerce la oratoria, amor hacia aquellos que están escuchando. El amor es la llave que puede transformar cualquier conocimiento en aprendizaje; en eso consiste la enseñanza. No todo está en saber del conocimiento que se está transmitiendo. Si nuestra meta es el aprendizaje, necesariamente debe sentir amor el receptor del conocimiento.