Si pensamos como cristianos o simplemente como personas objetivas, es difícil llegar a entender cómo la codicia y la avaricia pueden adueñarse de los juicios morales de toda una sociedad, y a un ritmo tan acelerado.
En efecto, Guinea Ecuatorial siempre fue un oasis de paz y tranquilidad, uno de esos entornos paradisíacos tropicales en los que las comunidades de la gran parte de la población, pese a las dificultades del día a día, siempre han sabido vivir en paz y han permanecido en armonía. Pero desgraciadamente eso se ha perdido en Guinea, sobre todo desde que la política se ha convertido en una profesión dominante en vez de un servicio de honor a la comunidad, para hacerla más grande y próspera y no para mancharse las manos de sangre por supuestos erres humanos evitables.

La tristeza de los hechos del 07 de Marzo de 2022 en nuestra ciudad de Bata es como poco, una llamada de atención para todos.

Son unos hechos que han traumatizado a toda la población de la Nación, en nada acostumbrada a la violencia sangrienta, sino a un dolor y mortandad de una naturaleza más sutil, como la pobreza y las enfermedades que se pueden prevenir.

Son un aviso - sin embargo - sobre la negligencia y la ligereza con la que se considera la vida del prójimo en esta sociedad embriagada por el petróleo para algunos, y por la miseria para una gran mayoría que ni es sorda, ni muda ni estúpida; simplemente, son mejores personas.

Los malvados, cuando se juntan, no pueden hacer nada bueno, y eso se ve claramente en pequeños ejemplos dentro del día a día de la sociedad.

Pero ¿quiénes son esos malvados? ¿quiénes son la excepción y quienes la causa? ¿quiénes son los que se esconden detrás de títulos nominales para suprimir las libertades individuales y colectivas y hasta la libertad de pensamiento? ¿quiénes son los que humillan a sus hermanos y hermanas y expolian sus recursos?

Por sus obras les reconoceréis, pues tampoco es que escondan sus malas formas, actos, decisiones y acciones, pues por su mal precisamente presumen y se enorgullecen, como en el viejo cuento infantil de aquel traje para el Emperador.
No saben - los malvados - que andar por la vida sin moral ni ética, sin respeto a los demás y sin aportar ningún bien al mundo es como andar por la vida con un traje invisible, es decir, andar desnudo.

Y son peores que el Diablo, porque el diablo al menos no es hipócrita pues el mundo entero y todos los seres humanos y toda la Creación es consciente y sabe lo que es el Diablo y de lo que es capaz.