Producto de la incongruencia humana, de la ambición desmedida y las guerras intestinas, la humanidad queda muy diezmada.
En la ciudad de los Ángeles sin la autorización de Dios deciden bajar a la tierra seres de luz y así ayudar a la humanidad a restituir la fe.
Los Ángeles bajan en grupos de 4 o 5, para mantener la fe, si esta se pierde, ya Dios no podrá contra el mal.
El diablo aprovecha lo diezmada de la fe en la población sobreviviente en la tierra para comenzar una nueva raza sin la influencia Divina.
El diablo le dice a Dios: "tienes adeptos porque están protegidos bajo tu manto Divino, de no ser así Yo reinaría sin problemas tentando a cada ser de la humanidad".
Al perderse la fe en Dios, el diablo la dominaría para siempre y Satán sería el regente eterno de la humanidad.
Es necesario fomentar la fe y los Ángeles caídos tienen un papel fundamental.
Es necesario evitar que se pierda por completo la fe.
Sólo una persona con fe que permanezca en la tierra, otorgará la victoria a Dios sobre el maligno.
Las plumas de los Ángeles tienen propiedades curativas maravillosas.
El señor de la guerra se percata de eso, y al tener a su hija con cáncer en etapa terminal decide aprovechar esa situación.
Comienza el recorrido para obtener una pluma de Ángel que le otorgue salud a su amada hija.
El diablo crea una droga poderosísima para dominar a los Ángeles, la hija del señor de la guerra crea un vínculo telepático con el Ángel.
Del Ángel se enamora y posterior a su cura, el señor de la guerra y sus secuaces deciden matar al Ángel, la joven interviene intentando salvarle y liberarlo.
Los hombres lo evitan, el Ángel abraza a la joven mujer, y se quita 2 plumas doradas, al estar abrazados le clava ambas plumas.
Esto causa una especie de reacción de fusión nuclear sin radiación, al momento de ella convertirse en Ángel acaba con la vida de esos hombres malos y culmina así el intento de dominio del diablo a través del poder de La Pluma del Ángel.