Para el año 2012 comencé a trabajar como voluntario capellán en las cárceles de New York, Connecticut y eventualmente en las de Florida. Realmente me gustaba la idea de llevar palabras de aliento y fe a los presos, gente que por múltiples razones habían perdido la preciada y valiosa libertad.

Durante todos mis años como capellán tuve el placer de conocer gente maravillosa y poniendo a un lado los errores cometidos que los llevaron a vivir detrás de las rejas sumidos en las sombras; pude ver su mejor parte como seres humanos.

Recuerdo largas conversaciones y testimonios de fe que muchos me compartían, pues en su peor momento recibieron el perdón de Dios y la redención de sus almas.

De hecho, una tarde de invierno de 2014 un preso del centro correccional de Hartford en Hartford Connecticut USA que ya consideraba un amigo, comenzó a contarme una historia que parecía sacada de una película de la mafia, de esas como el padrino, los intocables o algo parecido. La historia era tan difícil de creer que al principio pensé que me estaba tomando el pelo.

Muy curioso regresé la siguiente semana y al sentarnos le pedí más detalles de la historia que me había contado. Me pidió que por favor nunca mencionara su nombre ni el nombre de los involucrados, pues la corrupción de esta historia real fue tan grande y al más altos nivel gubernamental que uno nunca sabe quién pudiera estar buscando a quien. y con una pequeña grabadora en mano comencé a documentar la historia que mi buen amigo me estaba contando.

Con lujo de detalles me proporcionó nombres, lugares, fechas, y sucesos que cambiaron la vida de cientos y cientos de personas. El impacto de esto fue tan fuerte que provocó la intervención de las autoridades estadounidenses y muchas personas terminaron en la cárcel de por vida, tal como mi amigo, y otros más terminaron en el cementerio.

Tras algunos meses de procesar esta información, ya que es un poco difícil de creer que una historia como esta sea real; un buen día comenzando el 2013 después de conversar con mi esposa, tomé la increíble decisión de investigar por mí mismo la veracidad de todos estos hechos.

Mi primer viaje comenzó en el verano y tres años después terminé una larga investigación que me llevó a siete países, treinta ciudades y, entrevistas a más de trescientas personas las cuales me ayudaron a unir las piezas de la historia que aquí les presento.

Los nombre, lugares y fechas han sido cambiados para proteger la seguridad de todos los sobrevivientes y de una investigación que luego de más de doce años todavía continua, pues de acuerdo con entidades de investigación de algunos países de Centro y Sur América, la lista de culpables y victimas sigue incompleta, así que la investigación continúa.

Dejo en sus manos El Poder del Cabo una historia que te llena de vida, suspenso, amor, odio y una gran realidad difícil de creer, espero que al igual que cientos de miles de personas haga sus propias conjeturas de quien es víctima y quien es culpable.