El libro "Poesía encarcelada" pertenece a una etapa oscura de la vida de Paulo Padrós Garzón; junto a "Los espejos torcidos" se puede decir que hasta el momento, son dos de sus obras más oscurantistas. Sin embargo, mientras "Los espejos torcidos" funciona como respuesta ante las dudas existenciales del hombre o la insoportable congoja del ser, este libro es la respuesta a un suceso puntual en la vida del autor que lo pudo dejar por escrito. Encontramos así narraciones oscuramente poéticas sobre la horrible perspectiva de encontrarse atrapado por la agonía del encierro y la soledad, situación que funciona como la peor de las condenas antes del dictamen de la justicia: Cubículo desnudo, formas vacías que las cucarachas llenan, el ruido del viento que otrora silbaba en las hojas de los álamosahora canta en la tela del corral.Cemento imperturbable, alambres de púas como intestinos rojos y las rejas, celosías de metal que se suceden envolviendo las tripas...Según el poeta, es brutal el grado de deshumanización al que someten los reos, cómo una tras otra van rompiendo sus defensas hasta convertirlos en despojos del ser que eran antes, destruyendo todos sus vínculos emocionales, familiares, sociales y económicos. Sin que se pretenda justificarlos; ¿cómo podría ejercer una defensa de su situación una persona que ha sido sometida a tal grado de brutalización? Así lo vemos en estas líneas: Ya no soy bestia ni ángel, no animal ni espíritu, no ánima ni sangre, Dios y los sicólogos me ignoran cuando voy a su consultay para las frívolas encuestas soy nada más que un número, una nota escrita al azar por un funcionario de tercera fila.Sin embargo y pese a todo, Padrós Garzón siempre encuentra un lugar para la esperanza, para la solidaridad y el amor, un amor que en situaciones de encierro se más vuelve más nostálgico e imprescindible; poderoso, como un grito de auxilio desde el borde mismo del abismo: ¿Qué te pasa, duermes?Me preguntó un guardia anocheprofanando la pétrea intimidad de mi mazmorra.Pero no pude decirle que sólo pensaba en vos, en tu gracia de cervatillos brincando en mis sueños, el sol en tu cabellera iluminándome por las noches.Pensaba en tu ombligo como el universo estremeciéndosebajo mis labios que se mueren de sed....Sin más, dejamos que el mismo autor continúe con la reseña de este libro, un trabajo imprescindible que a su modo sigue denunciando las injusticias de los poderosos y sus instituciones ante los más débiles, tal como ya nos tiene acostumbrados Paulo Padrós Garzón.Aclaración del autor: Supongo que lo primero que quisieras leer es una explicación certera de que si estuve en prisión, o de cómo se podrían escribir poemas carcelarios si no es así; o si este libro es la caprichosa evasión de un prisionero en jaula de hierro y así salió escrito, entre tajos o amenazas de tajos. Pues sí, estuve en prisión y no, escribo de toda la vida, de cuando niño, mientras los otros niños jugaban y yo me encerraba en una biblioteca calurosa a escribir, y este trabajo es el resultado de mis angustias entre rejas, pero sobre todo del recuerdo de su amor, de cómo hubiera querido que esté a mi lado pero a la vez me negaba, no quería que me viera así de humillado, derrotado, encarcelado. No quería que ella pase por todo el proceso de humillación vejatoria por el que pasan todas las visitas para ver a sus afectos en prisión. La segunda pregunta; ¿qué por qué estuve en la cárcel? Pues por confiar en quien no debía, en la carne de mi carne, en la sangre de mis entrañas; y por otro lado fue debido a que decidí mantenerme fiel a mis convicciones y me negué a trabajar para un proyecto político, social, de vida, que yo consideré corrupto y destructivo para la sociedad y vaya ironía, me encarcelaron junto a los corruptos, y esa mancha me perseguirá de por vida. No sirve de nada decir que soy inocente porque al parecer eso a la justicia no le importa demasiado, sólo le importa