"A Nair, que era muy observador, le extrañó que ya casi no había carros en la calle como antes, y que en el supermercado todas las personas caminaban apresuradas sin hablarse entre ellas y que, al igual que él y su mamá, todos andaban con la boca tapada.
-Qué graciosos se ven -pensó-, pero no entiendo, ¿de qué se trata este juego?"
Como el pequeño Nair no comprendía por qué él ya no podía salir a hacer lo que más disfruta: jugar con sus amigos, compartir con ellos en la escuela y en el parque, y acampar al aire libre con su mamá, en este cuento su amoroso abuelo recurre al clásico género de las fábulas y, mediante una bella metáfora con animales, reconcilia al niño con lo que está sucediendo hoy en el mundo: una pandemia que nos condena al confinamiento y a una limitada convivencia.
Esta entretenida y oportuna narración recupera el poder sugestivo de las fábulas que aleccionan, recurriendo a la natural e inmediata empatía de los niños con los animales, abordando nuestra desconcertante realidad actual desde la perspectiva de un niño que la vive sin comprender las nuevas reglas que esta ha impuesto, enriqueciendo así el relato que brinda, a padres, abuelos y educadores, una preciosa herramienta literaria para que los niños logren comprender lo que sucede hoy en nuestro planeta, y cómo enfrentarlo con cautela, pero sobre todo, con empatía y solidaridad.
La amistad, la generosidad y el servicio al prójimo, resalta la narración, requieren hoy más que nunca de compromiso y valentía
-como en el cuento lo demuestran, frente al peligro, las jirafas y el elefante, la jefa de guardaparques Carolina y la pantera Blacky-, enseñándonos también la importancia de no dejarse llevar por las apariencias, respetar las diferencias y la diversidad.
Un texto para educar y formar entreteniendo.