La cocina vegana tiene una gran tradición en países asiáticos como India, Nepal, Bangladesh, Pakistán y algunas regiones de Tailandia, Afganistán, Turquía, Irán, Irak y Jordania. Sin embargo, en las últimas décadas países occidentales han incorporado en sus menús recetas provenientes de ésa cocina milenaria. Particularmente desde la tendencia ambientalista que se originó en la década de los setenta del siglo XX en Europa Nórdica, diversos grupos de ciudadanos que comenzaron a tener conciencia ambientalista impulsaron nuevas formas de adaptar las recetas milenarias bajo un principio de reconocimiento de la otredad 1donde todos los seres vivos están vinculados en una interacción de respeto, responsabilidad y conocimiento de las dinámicas propias de su existencia. El consumo de la carne obedece a un conjunto de tradiciones que cada pueblo ha desarrollado en torno al acto simbólico de la caza, desde el Paleolítico, la cacería tenía una importancia debido a que constituía una fuente de alimento indispensable para ésos grupos de humanos. La dependencia de la carne se hizo menor en la medida que los cultivos se desarrollaron una vez que las civilizaciones prosperaron en los 1 Concepto proveniente del filósofo Emmanuel Lévinas (1906 - 1995), quien parte de la noción de reconocimiento del otro, incluyendo los animales no humanos, la ignorancia de su existencia hace que no se incorpore la idea de respeto entre el yo y el otro, un fundamento interesante que desde la filosofía refuerza la idea de no consumir carne. 9 valles fluviales de India, China, Mesopotamia, Egipto; similar a los grandes asentamientos del Neolítico, en los deltas de diversos ríos de otras regiones del mundo, se desarrollaron culturas que dejaron una huella lejana en el tiempo en países como Perú, Ecuador, Colombia, Guatemala, Tailandia, VietNam, Rumania, Bulgaria, Escandinavia y África Occidental. Teniendo en cuenta lo anterior, se podría hacer una primera afirmación: el consumo de carne es resultado de una tradición cultural, por lo tanto, ya no fue necesaria en la dieta de los pueblos; más adelante, los científicos, nutricionistas y médicos demostrarían el desarrollo de enfermedades como resultado del consumo de carne, que de una manera u otra cierra el círculo del negocio farmacéutico actual. Algunos pueblos en India, China, Tíbet, Nepal, Laos, Tailandia y Camboya desarrollaron cocinas veganas desde los albores de las civilizaciones fluviales, es decir, hace más de diez mil años, lo cual demuestra que no es un asunto de moda o bien de tendencia actual; es la consolidación del reconocimiento y respeto del otro que tardó mucho en llegar a los pueblos occidentales. En América Latina, en la última década, la cocina vegana ha tomado fuerza gracias a la iniciativa de miles de grupos de ciudadanos que han comprendido la necesidad de cambiar mentalidades para aprender a convivir con la 10 naturaleza, cuya lógica y principios apenas se están entendiendo y respetando. Este movimiento permitirá que en un futuro reciente, la sociedad comprenda que el modelo de consumo precisa de un cambio radical, donde se destierre la muerte de animales no humanos, donde los complementos químicos y artificiales no contaminen los productos, donde el desarrollo de técnicas de producción de comida se basen en la comprensión del funcionamiento del ciclo natural y, donde los animales humanos entiendan de una vez por todas que no ocupa la punta de la pirámide, es otra especie más que debe convivir con las demás. En este orden de ideas, el presente libro pretende ofrecer a la comunidad vegana latinoamericana y a todos en general algunas recetas caseras que se pueden hacer en cualquier cocina con ingredientes que respetan el medio ambiente y mejoran nuestra dieta. Se espera que aporte a la construcción de una sociedad más consciente y que no tenga excusas frente a la eliminación del consumo de carne.