Los hábitos nos rodean por todas partes, algunos buenos y otros malos. ¿Pero alguna vez hiciste un esfuerzo por romper un hábito negativo? ¿No es eso difícil? Da la casualidad de que romper un viejo hábito suele ser más fácil de decir que de hacer que formar uno nuevo. ¿Por qué es así? Bueno, nuestros cerebros están programados con hábitos. Se trata de reacciones instintivas que el ser humano ha adquirido a través del tiempo. Nos enfrentamos a estos fuertes circuitos neurológicos cuando intentamos simplemente romper con un hábito. Se parece a intentar detener un tren sobre sus vías. Sin embargo, ¿qué pasaría si te dijera que existe una alternativa? ¿Qué pasaría si pudiéramos desviar el tren en lugar de intentar detenerlo? ¿Qué pasaría si pudiéramos adoptar hábitos nuevos y mejores para reemplazar los que no son saludables? La práctica regular de la meditación puede ayudar con esto. Una técnica eficaz para aumentar la conciencia de nuestros pensamientos, sentimientos y comportamientos es la meditación. El beneficio más significativo de la meditación es que nos permite cambiar la fuente de motivación que da origen al hábito. Empiezas a ser impulsado por una conciencia más profunda que por la capa mental donde se encuentran los caminos. Debemos darnos cuenta de que un bucle que consta de una señal, una rutina y una recompensa forma y refuerza los hábitos. El hábito se ve reforzado por la recompensa, que se activa con la señal. La práctica de fumar puede ser provocada por el estrés y el alivio que sigue podría servir como recompensa. Meditar ayuda a romper este patrón. Nos volvemos más conscientes de nuestras señales y hábitos cuando meditamos. Empezamos a reconocer los signos de estrés y cuándo queremos fumar. El patrón se vuelve evidente. Sin embargo, ser consciente es sólo el primer paso. Sustituir la rutina por una más saludable es el siguiente paso. Aquí es cuando la práctica regular de la meditación se vuelve realmente beneficiosa. Cuando estamos estresados, tenemos la opción de meditar en lugar de encender un cigarrillo. De esta forma, la práctica de la meditación ocupa tiempo y desarrolla un nuevo hábito, sin dejar tiempo para el hábito anterior. Se trata de elegir una estrategia alternativa para reducir el estrés en lugar de reprimir el deseo de fumar.