La tacita de oro es la historia de Rosie Castillo en distintas etapas de su vida, desde su niñez hasta su adultez.
Rosie de manera sencilla, amena y muy emotiva nos cuenta su vida desde su infancia, inicialmente en la casa de sus abuelos maternos y luego de sus abuelos paternos. Durante esta etapa convive con familiares y amigos en dos lugares totalmente diferentes. Es una etapa llena de amor, juegos, fantasías y mucho aprendizaje para toda la vida.
A lo largo de la historia, Rosie nos lleva de la mano y nos muestra poco a poco los cambios que van ocurriendo en Colón, su ciudad natal, ubicada en Panamá.
Ciudad que en un tiempo fue conocida como La tacita de oro por su belleza y pulcritud, pero que con el pasar de los años fue perdiendo aquel brillo, quedando reducida a una de las ciudades más feas, sucias y peligrosas de Panamá.
Al cumplir los trece años de edad Rosie y su familia emigran a los Estados Unidos para empezar una nueva vida fuera de Panamá y de la dictadura de Manuel Antonio Noriega.
Durante los primeros años en estas tierras lejanas pasa por varios momentos de adaptación. Primero, el enamoramiento con un país nuevo, todo le parece bonito y excitante; después empieza a extrañar el calor, la comida, los amigos y familiares que dejó atrás; y por último, la aceptación a su nuevo entorno.
Rosie nos abre su corazón y nos muestra su sentir ante la invasión norteamericana ocurrida en Panamá a finales del año 1989. También nos habla de su primer amor, de sus nuevos amigos, de sus abuelos y los cambios físicos que vio ocurrir en ellos.
Después de treinta años regresa brevemente a su ciudad natal y ve con mucho dolor el deterioro de sus parques, edificios y hasta de los mismos habitantes. Antes de volver a los Estados Unidos, Rosie dedica unas palabras a lo que en algún momento se conoció como La tacita de oro.