Un desconocido escritor de ciencia ficción, además coleccionista de cuchillos, amante de las armas, experto en preparacionismo y en supervivencia, y que encaja en la perfecta definición de lobo solitario, es acusado de perpetrar un tiroteo en una convención. Atentado que lo catapulta a la fama y convierte a sus libros, anteriormente marginados, en superventas.
En opinión de los psiquiatras, el escritor es un psicótico, diagnóstico que le libra de la cárcel, pero no del internamiento psiquiátrico.
El escritor cuenta una versión muy diferente de los hechos. Todo se debe a un mal entendido. El villano de su novela cobró vida y se escapó de la ficción, con el objetivo de poseer el alma de su creador.
El solitario escritor luchará para demostrar al mundo que no está loco y que el verdadero monstruo es Jonás, el personaje de una inacabada novela de zombis.
Esta suerte de acontecimientos coincide con la venida al sistema solar de un objeto interestelar, identificado como cometa por los astrónomos y como nave sideral de otro mundo por los creyentes en platillos volantes.
Este descenso a las profundidades de la mente pondrá a prueba las destrezas en supervivencia del protagonista. Al mismo tiempo que se obsesiona con enamorar a la vecina recién llegada. Y suceden fenómenos extraños cuando está con ella.
En realidad, A tiros con los muertos trata de lo evanescente, de la noche oscura del alma que precede al despertar espiritual, bebe de la poesía mística, y el anterior argumento sirve de hilo conductor.