No obstante haber impreso una edición limitada de esta obra en 2005, he decidido publicarla nuevamente, pues considero que mis reflexiones hechas alrededor de un viaje a China y Corea que realicé en octubre de 2004, siguen vigentes 15 años después y, más aún, con la perspectiva de cambios radicales de gobierno que se viven en México a partir del 1 de diciembre de 2018.Podrían, mis opiniones e intento de aportación de ideas, ser poca cosa para la sociedad actual que busca celebridades, inventadas y creadas por los medios de comunicación, que enjuician y aconsejan sobre cualquier tema, ya sea en radio, televisión o en las redes sociales, e inclusive, a través de conferencias "magistrales", pero que, en la realidad, están más comprometidos con su imagen y con el dinero que con la solución real de los problemas de México. No pretendo opinar sin que esto represente en mí, un compromiso en la aportación de alternativas para la solución de los problemas que nos aquejan como país. Tampoco deseo hacerlo, sin que yo mismo esté comprometido con mis reflexiones e intente ponerlas en práctica en lo que esté a mi alcance.Siempre he pensado que llevo en mi persona la responsabilidad de cambiar mi propia actitud y mi comportamiento para cooperar, al menos en poco, en cambiar a mi país. También creo que hay mucha gente que opina y que quiere influir en los demás con sus ideas y manera de pensar. Todo eso es necesario, no obstante, lo que más necesitamos en México, es gente de ¡ACCIÓN! Gente que se responsabilice por el bien propio y el de los demás.En México ya tenemos suficiente con el síndrome del estadio de fútbol, el cual consiste, en opinar desde la tribuna de todo lo que pasa en la cancha; mientras que, los verdaderos "comprometidos" en cambiar las condiciones del encuentro son los jugadores, los jueces y los entrenadores. El resto, que somos la gran mayoría, somos simples espectadores, que gritamos, nos desgañitamos, pero, en los hechos, poco podemos hacer para cambiar las circunstancias. La diferencia respecto a ser espectador en el estadio, es que, como ciudadanos de este país, sí está en nuestras manos hacer algo más, que, por muy pequeño que parezca, contribuirá a construir un México mejor que aumente nuestro orgullo de ser mexicanos y se manifieste todos los días, no únicamente el 15 y 16 de septiembre, el 5 de mayo, o cuando la selección nacional de fútbol, gana un irrelevante partido.Al empezar a leer el libro, estoy seguro que te identificarás inmediatamente con su contenido y te motivará a vivir tus propias aventuras en pro de construir un México mejor. El libro lo titulé "Una Aventura para Compartir (Reflexiones)" con el fin de que los mexicanos aprendamos a COMPARTIR. Compartir triunfos y fracasos, conocimientos, bienes. Compartir, es una manera de hacer que nuestra vida cuente, dejando algo de nosotros en los demás. Compartir es también una manera de dejar huella y de hacernos, de alguna manera, eternos. No pretendo que sea un libro de consulta, el lector puede iniciar o continuar su lectura donde desee. Ruego, también al lector, se concentre en el contenido, lo critique y lo mejore con espíritu de cooperación, que como mexicanos debemos de tener en todo. Te pido perdón si crees que soy "malinchista" en algunas de mis reflexiones, la verdad es que en México, al igual que en los demás países de la tierra, hay cosas buenas y malas. En otros países, al igual que en el nuestro, también existe corrupción, pobreza y maltrato humano, por lo que: Los mexicanos debemos de aprender a apreciar lo mejor de lo nuestro y tomar lo mejor del extranjero, la combinación de ambas cosas nos hará fuertes como nación.