Volo ergo sum es una obra de ontología, teoría, ética, teosofía y literatura. Incluye disertaciones filosóficas que enmarcan una novela: El pesimista. Se tematizan los siguientes temas filosóficos contemporáneos: voz, contaminación, relativismo y filosofía del lenguaje.
La obra se abre con el pesimista, una novela autobiográfica ficticia, filosófica, social, psicológica y antropológica, el corpus de la exposición.
Un hombre de mediana edad reflexiona sobre su vida como predicador del pesimismo más cósmico. Los traumas juveniles causaron una actitud catastrófica, inescrupulosa y victimista hacia la vida, así como un orgullo sin límites, que llevó al ego narrador a abortar la vida para demostrar la exactitud de la ideología que mejor se adaptaba al Ego dividido del físico autodidacta, es decir, el relativismo pragmático y utilitario. De hecho, el hombre erudito en las ciencias duras, a pesar de su predisposición dirigida a la ciencia termonuclear, ahora se encuentra trabajando como archivero en una biblioteca municipal de una ciudad suburbana. Y aquí, rodeado de los libros de filosofía largamente despreciados, por la competencia celebrada con las grandes mentes de las ciencias humanas, leerá o, en su púlpito, "perderá el tiempo" leyendo a cierto filósofo. Sin embargo, inesperadamente, los recuerdos de la clandestinidad de este autor distorsionarán su convicción de sostener la verdad. Su cientificismo ateo será desmantelado mientras elabora este diario íntimo, en favor de un cierre escéptico pero no nihilista, naturalizando y relajando su conflicto interior.
Los temas abordados se centran principalmente en la ética y la posibilidad de fundar "una nueva moral" no de hecho nietzscheano, el papel de la filosofía como consuelo para la muerte según el canto de Severino Boecio y la soledad que aflige la sociabilidad inherente al hombre que "piensa de otra manera", ya sea el filósofo, el poeta o cualquier luminaria visionaria, por lo tanto, un individuo estimado con desconfianza por el colectivo nosotros.
En última instancia, Volo ergo sum es un compendio de soliloquios existenciales para la próxima generación; los receptores nacen en un cosmos donde el destello en la sartén del positivismo obstinado aún no se ha extinguido, donde el mito de "la ciencia que sabe que sabe" inyecta la idolatría del cuerpo y la mundanalidad, negando el sentido de la especulación escatológica. La intención que mueve la redacción de la escritura mecanografiada es la conciencia de que no hay valores y preceptos evidentes que se manifiestan al hombre, y que, ontológicamente, el hombre es conciencia parcial de Aufhebung, gnoseológicamente imperfecta.
Los monólogos que riman se interponen entre la prosa para ejemplificar la consistencia de la voz dentro de la discusión escrita, un proceso de hibridación que es el núcleo duro en el que se centra la investigación de la exposición.